Parafraseando a la famosa película Rescatando al soldado Ryan, escribimos este artículo con la esperanza de rescatar en cada lector el recuerdo de esos policías de antaño que se ganaron a pulso el respeto de la ciudadanía.
En la película “...Ryan” es el único vivo de cuatro hermanos, todos muertos en batalla durante la 2da. Guerra mundial. A fin de aliviar el dolor de la madre el ejército estadounidense envía un batallón para rescatarlo y traerlo de regreso sano y salvo a casa. El Capitán Miller su gran amigo y salvador muere al final del trayecto diciéndole en sus últimas palabras: “...espero que todo este esfuerzo haya valido la pena...”
Muchos años después, Ryan, ya anciano y frente a la tumba de su amigo Miller le pregunta angustiado a su esposa si durante todos estos años él había sido un buen hombre. Ella responde que si.
El Cabo Nonone es para nosotros un caballero perdido en el olvido, un héroe extraviado. Para rescatarlo debemos emprender una esforzada labor, traer su recuerdo y presentarlo como ejemplo a estas nuevas generaciones. Una iniciativa que esperamos ayude a reflexionar a nuestros policías para que pregunten en su vejez y sin rubor, si en todos estos años, fueron realmente hombres buenos.
No recuerdo exactamente cuando fue que escuche por primera vez su nombre. Pero mi abuelo lo repetía con mucha frecuencia. Nonone, era alto, grueso, de ojos picaros, cabellos ensortijados cortos y eterna sonrisa. Vestir su pulcro uniforme, de la Policía de tránsito, era su máximo orgullo.
Reynaldo Nonone Vivanco, era su nombre completo y era todo un personaje, en la Lima de los años 40. Más conocido como el “cabo Nonone”, se ganó el cariño y respeto de los limeños por su forma tan peculiar de dirigir el tránsito .
Era común verlo blandiendo sus largos brazos como molino de viento, apurando el paso de los transeúntes o deteniendo el tráfico de modernos Ford o lujosos Cadilac, con extrema elegancia. “Es un verdadero show verlo”, se comentaba en bares y restaurantes de El Cercado.
Nonone, recorría plazas y calles, y era visto con turistas tomándose fotos o simplemente arremolinaba gente para verlo en acción. También es recordado por ser el único policía de nuestra historia en haber recibido el saludo de un mandatario. El ex presidente de la República General, Manuel A. Odria, detenía su comitiva oficial cada vez que podía para saludar a tan singular símbolo de la policía.
Nonone, acuño frases de caballerosidad como “tenga Ud. la amabilidad de pasar señor” o “ si maneja con cuidado puede evitar accidentes de tránsito”. Una revista brasileña lo calificó como “O mais grande policía do mundo”. Dinámico y siempre respetuoso, nunca tuvo necesidad de emplear su revólver ni agredir verbal o físicamente a un chofer.
En su honor el “Carreta” Jorge Pérez y el “Pato” Jorge Álvarez lo inmortalizaron en una polca que decía así: "¡Qué tráfico compadre! Nonone ya está loco, metiendo papeletas, a más ya no poder..."
En la Lima de los años maravillosos, el cabo Nonone, se distinguió entre sus compañeros por sus excelentes valores de amor y respeto a sus semejantes. Su legado debe ser imitado por las nuevas generaciones, más aún, en momentos de grave crisis social que castiga a nuestra ciudadanía.
Los valores del Cabo Nonone
La decencia
El valor de la decencia nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo lugar, es decir, dejar hablar de temas que puedan incomodar a los demás y evitar mirar con insistencia la belleza física de algún hombre o mujer. No basta que una dama tenga principios y valores sino que demuestre ser alguien con integridad y buen juicio.
La falta de este valor hace que las relaciones con personas del sexo opuesto sean inestables y poco duraderas, porque estos individuos buscan ansiosamente el placer, detestan las responsabilidades. Por esta razón existen mayores casos de infidelidades, divorcios, madres solteras, abortos y cambios de parejas en los jóvenes. Los padres tienen la gran responsabilidad de inculcar la decencia en sus hijos y así la sociedad cambiara para bien.
En la película “...Ryan” es el único vivo de cuatro hermanos, todos muertos en batalla durante la 2da. Guerra mundial. A fin de aliviar el dolor de la madre el ejército estadounidense envía un batallón para rescatarlo y traerlo de regreso sano y salvo a casa. El Capitán Miller su gran amigo y salvador muere al final del trayecto diciéndole en sus últimas palabras: “...espero que todo este esfuerzo haya valido la pena...”
Muchos años después, Ryan, ya anciano y frente a la tumba de su amigo Miller le pregunta angustiado a su esposa si durante todos estos años él había sido un buen hombre. Ella responde que si.
El Cabo Nonone es para nosotros un caballero perdido en el olvido, un héroe extraviado. Para rescatarlo debemos emprender una esforzada labor, traer su recuerdo y presentarlo como ejemplo a estas nuevas generaciones. Una iniciativa que esperamos ayude a reflexionar a nuestros policías para que pregunten en su vejez y sin rubor, si en todos estos años, fueron realmente hombres buenos.
No recuerdo exactamente cuando fue que escuche por primera vez su nombre. Pero mi abuelo lo repetía con mucha frecuencia. Nonone, era alto, grueso, de ojos picaros, cabellos ensortijados cortos y eterna sonrisa. Vestir su pulcro uniforme, de la Policía de tránsito, era su máximo orgullo.
Reynaldo Nonone Vivanco, era su nombre completo y era todo un personaje, en la Lima de los años 40. Más conocido como el “cabo Nonone”, se ganó el cariño y respeto de los limeños por su forma tan peculiar de dirigir el tránsito .
Era común verlo blandiendo sus largos brazos como molino de viento, apurando el paso de los transeúntes o deteniendo el tráfico de modernos Ford o lujosos Cadilac, con extrema elegancia. “Es un verdadero show verlo”, se comentaba en bares y restaurantes de El Cercado.
Nonone, recorría plazas y calles, y era visto con turistas tomándose fotos o simplemente arremolinaba gente para verlo en acción. También es recordado por ser el único policía de nuestra historia en haber recibido el saludo de un mandatario. El ex presidente de la República General, Manuel A. Odria, detenía su comitiva oficial cada vez que podía para saludar a tan singular símbolo de la policía.
Nonone, acuño frases de caballerosidad como “tenga Ud. la amabilidad de pasar señor” o “ si maneja con cuidado puede evitar accidentes de tránsito”. Una revista brasileña lo calificó como “O mais grande policía do mundo”. Dinámico y siempre respetuoso, nunca tuvo necesidad de emplear su revólver ni agredir verbal o físicamente a un chofer.
En su honor el “Carreta” Jorge Pérez y el “Pato” Jorge Álvarez lo inmortalizaron en una polca que decía así: "¡Qué tráfico compadre! Nonone ya está loco, metiendo papeletas, a más ya no poder..."
En la Lima de los años maravillosos, el cabo Nonone, se distinguió entre sus compañeros por sus excelentes valores de amor y respeto a sus semejantes. Su legado debe ser imitado por las nuevas generaciones, más aún, en momentos de grave crisis social que castiga a nuestra ciudadanía.
Los valores del Cabo Nonone
La decencia
El valor de la decencia nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo lugar, es decir, dejar hablar de temas que puedan incomodar a los demás y evitar mirar con insistencia la belleza física de algún hombre o mujer. No basta que una dama tenga principios y valores sino que demuestre ser alguien con integridad y buen juicio.
La falta de este valor hace que las relaciones con personas del sexo opuesto sean inestables y poco duraderas, porque estos individuos buscan ansiosamente el placer, detestan las responsabilidades. Por esta razón existen mayores casos de infidelidades, divorcios, madres solteras, abortos y cambios de parejas en los jóvenes. Los padres tienen la gran responsabilidad de inculcar la decencia en sus hijos y así la sociedad cambiara para bien.
Hans Gutiérrez
Fotos: Cortesía CARETAS
Fuentes: Dirección de Información PNP / Patrimonio Histórico Policial.
Tema musical “Qué tráfico compadre” versión MIDI: Ricardo M. Serrano. El Rincón Musical Peruano. www.musicaperuana.com