domingo, noviembre 22, 2009

UNA MUJER DESNUDA

Por Antonio Caballero

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Hace unos cincuenta años, cuando salía desnuda en las películas, Brigitte Bardot provocaba a la vez admiración y escándalo. Admiración por su belleza insolente, segura de sí misma. Escándalo por su desnudez igualmente insolente, igualmente segura de sí misma. De ella dijo entonces Simone de Beauvoir, pionera de los movimientos de liberación femenina:
—Es la locomotora de la historia de las mujeres.

Un juicio sorprendente. ¿Una locomotora? Brigitte Bardot no era ni una diosa, ni una virgen, ni una reina, ni una madre. Era simplemente una mujer desnuda. Muy bella, sin duda, aunque no tanto como otras de la historia, o del cine. Pero la belleza no es suficiente para convertir a alguien en una “locomotora” revolucionaria. Brigitte no era ni una heroína salvadora de pueblos, como la Judit de la Biblia o la Juana de Arco de la Guerra de los Cien Años; ni una dirigente política, como la faraona Hatshepsut del Antiguo Egipto, que usaba barba postiza, o la primera ministra israelí Golda Meir, de quien se decía que “orinaba contra pared”; ni una ideóloga militante como Charlotte Corday, que asesinó a Marat para que no se ahogara en el Terror la Revolución Francesa, o la sufraguista Emily Davison, que se hizo aplastar por los cascos del caballo del rey Jorge V para que las mujeres adquirieran el derecho de voto en Inglaterra. Nada de todo eso. Ni siquiera era una gran actriz, como Sara Bernhard o Isadora Duse. Brigitte Bardot no era más que una estrella de cine que salía desnuda en las películas. Y ni si quiera era la única que entonces –o aun antes, y aun después– salía desnuda en las películas.

Y sin embargo, sí. Era la única mujer que salía de verdad desnuda en las películas. Porque estaba desnuda. Y las otras no.

Brigitte Bardot acaba de cumplir 75 años. Y sigue siendo igual.

En fin, no exactamente igual, físicamente: tiene 75 años. Y ya no sale desnuda. Aunque sí: las dos cosas. Físicamente es la palabra, y desnuda sigue saliendo –aunque ya no la saquen tanto como entonces– en las noticias de la prensa. Desnuda: quiero decir, sin ningún artificio. Con la excepción, claro está, del pelo teñido de amarillo, que no puede considerarse artificioso sino inevitablemente natural en una mujer francesa, tenga 75 o tenga 25 años.

Digo que sigue siendo igual físicamente, aunque hoy sea una vieja, porque sigue siendo ella misma: es tal como es, así como entonces era, tal como era. Natural. La Brigitte Bardot de 75 años no se ha hecho cirugías plásticas para parecer de 60, como tampoco se las hizo a los 60 para parecer de 40 (y a los 40 se retiró del cine, todavía esplendorosa de belleza). Brigitte es tal como la han hecho la vida y la naturaleza: hoy con mil arrugas y las tetas caídas, como ayer tersa y templada y con las tetas más enhiestas de su generación. Y eso de no operarse es un irrespeto tan escandaloso a las normas burguesas correctas del buen gusto de hoy como lo era hace medio siglo desnudarse en público. Y si digo que ella era la única en hacerlo entonces de verdad, aunque otras también se desnudaran en el cine, es también porque tenía, y las otras no, el don que no se finge de la absoluta naturalidad. Brigitte no era una actriz. Ni buena actriz, ni mala actriz. Era una mujer desnuda.

No es fácil. No todas pueden. No todas quieren. No todas tienen ese don, que no se puede fingir. No todas son capaces de ir desnudas con la misma naturalidad soberana de quien va descalza: descalza de los pies a la cabeza. Brigitte no era fea, claro –era bellísima– , pero no es porque fuera bella que andaba desnuda por ahí, como los animales, sino porque también ella era naturalmente animal: carente de pudor, como una Eva de antes de la caída y la vergüenza y la hoja de parra y la mentira. Libre y sin culpa. Por eso escandalizaba entonces a los bienpensantes de toda laya, tanto a los conservadores gazmoños como a los liberadores exhibicionistas. No era una mujer objeto, aunque, como objeto del deseo, fuera perfecta. No era un juguete de fantasías eróticas, pese a las apariencias: su apariencia era ella misma, su ser interno estaba por fuera. Era una mujer sujeto: sabía lo que quería, y sin pedir permiso ni pedir perdón, hacía lo que quería. Con toda naturalidad, sin hipocresía, sin engaño, sin tapujos. Sin trapos. Sin moral. Iba desnuda debajo de la ropa. Era amoral de los pies a la cabeza, porque de los pies a la cabeza estaba desnuda.

Bien vio Simone de Beauvoir que Brigitte Bardot, esa estrellita de cine sin ninguna importancia, encarnaba la revolución femenina. Por eso dijo de ella: “Brigitte Bardot hace lo que le da la gana. Y eso es lo que incomoda”.

Feliz cumpleaños, Brigitte.

domingo, mayo 31, 2009

¡¡PERRO HACIENDO EJERCICIO!!

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sábado, abril 18, 2009

SOÑÉ UN SUEÑO...SUSAN DOYLE

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HOLA AMIGOS Y AMIGAS:

Se ha transmitido ya tantas veces (en YOUTUBE) que quizás sea inútil presentar este video. Sin embargo, verlo es un placer difícil de no compartir.


En esta secuencia hay que rescatar varias cosas para el comentario. Por ejemplo, la preciosa y potente voz de Helen Doyle, su seguridad...mejor dicho su autoconfianza. En constraste, la forma desdeñosa y burlona con que el panel y público la escucha hablar, asimismo cómo reciben a la concursante.

La pasíon inmediata que despertó, apenas empezó a cantar, en ese gigantesco auditorio, los gestos de sorpresa del jurado calificador y a cambio la sencillez y humildad de la cantante.

Pero hay un elemento más que recoger de esta experiencia: El texto de la canción que también se puede observar al pie de las imágenes, la cual pongo a vuestra disposición para que entiendan mejor el bellísimo significado de esta canción.

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Título de la Canción: Dreamed a dream (Soñé un sueño)
Ópera : Los Miserables.
Arreglos musicales : Claude-Michel Schönberg
Creado por : Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg. Basado en la obra del mismo nombre de Víctor Hugo
Tiempo del video:
7 minutos 14 segundos
Publicado por YOUTUBE:
http://www.youtube.com/watch?v=31yzafJerZk


SOÑÉ UN SUEÑO

Hubo una vez, hombres de fe
de palabras suaves, de voz vibrante...
Hubo una vez en que el amor
era una canción, la vida era excitante...

Hubo una vez... pero todo cambió...
Soñé un sueño tiempo atrás cuando la vida era distinta.
Soñé un amor que iba a durar, soñé que Dios me ayudaría...
Joven y fuerte era yo, la vida aún no conocía.

Tenía el mundo a mis pies, mis sueños siempre alcanzaría.
Mas tigres en la noche hay, y te engaña su apariencia,
y transforman al pasar el orgullo en vergüenza...

Durmió un verano junto a mi, llenó mis días de esperanza,
se apoderó de mi niñez, pero en otoño él se fue...
Y sueño aún que volverá, y que por fin podré ser libre;

y aunque no deje de soñar, sé que este sueño es imposible
Soñé un sueño de vivir de una manera diferente...
Pero mi sueño terminó, ¡En este infierno, se murió!...


Un abrazo

Hans Gutiérrez
moderador
CORRESPONSAL URBANO

martes, febrero 03, 2009

KARINA CALMET Y LA POBREZA EXTREMA

Karina Calmet, es una simpática figura televisiva que logró aumentar su popularidad gracias a su participación como concursante en el programa: “Bailando por un Sueño”

Hermenegilda Camones “IDA” anónima recicladora ambulante y afanosa buscadora de cachuelos. Su mayor éxito: sus hijos obtienen buenas calificaciones en el colegio.

Karina Calmet
, conocida mujer de clase media (Piluca para muchos). Caída en desgracia, hace unos años, luego de un despiadado “ampay” de Magaly Medina que le costó el matrimonio.


Hermenegilda Camones “IDA”
, madre y sostén de dos hijos y de su anciana madre. Sin pareja, aunque eventualmente agredida por su cruel ex-conviviente, quien trata de abusar de ella cada vez que se embriaga.


Karina Calmet, continúa su gran esfuerzo (hasta ha sido brujita en TV) y logra la anhelada fama, que ofrece la televisión, con su secuela de oportunidades y contratos.

Hermenegilda Camones “IDA” logra apenas obtener 8 soles diarios, tras largas y penosas horas de peregrinaje tratando de encontrar cartones y botellas usadas entre pistas y basureros.

Karina Calmet vive en un departamento bastante acomodado de un distrito residencial de Lima.

Hermenegilda Camones “IDA” vive en una choza junto a una acequia, entre ratas, suciedad e insectos, en medio de una pavorosa pobreza.

Un reality show audaz y elocuente. Karina Calmet, la ex - Miss Perú, modelo y actriz se prestó a participar en una radical secuencia televisiva sabatina. Ésta consistía en convivir durante tres días con una familia pobrísima del Callao…la familia de IDA.

El resultado: una ventana para ver la dura realidad de muchas familias peruanas. Un espacio para el diálogo de dos mundos, dos realidades con sus propias riquezas y flaquezas. El video, a pesar de su crudeza, permite observar secuencias que nos ayudarán a obtener reflexiones y enseñanzas para nuestra vida.

Gracias al contraste Karina/IDA, descubro –y comparto con ustedes- la robusta gama de detalles, frágil e irremediablemente olvidados por aquellos que como nosotros pisan el fofo y pernicioso suelo de la comodidad.

ESCENA 01. “mata a ese insecto, mátalo, mátalo..ayyyyyyyy (temblando)…no soporto los insectos…ayyyyyyyy” (Karina)

Descubro cuán débil soy ante el duro esfuerzo físico que me exige la sobrevivencia.

ESCENA 02. “Para qué te sirve tanto gimnasio sí no puedes pedalear…jajaja!!!” le decía la treja IDA (caminando) a una exhausta Karina conduciendo el oxidado triciclo laboral, luego de 10 horas de esfuerzo.

ESCENA 03. Karina Calmet casi no duerme. Tumbada en el suelo y en medio de una total oscuridad teme que las ratas ingresen nuevamente a la casa, unas horas después debía salir a trabajar con IDA.

ESCENA 04. “por 1 kilo de botellas de plástico desechadas me pagan 0.40 céntimos. IDA enseña a Karina la dura labor de recicladora.

Descubrí que el amor es capaz de prodigar la confianza necesaria para despertar en nuestros hijos sus mejores posibilidades.

ESCENA 05. La tierna y amorosa Lucía, de 07 años muestra una sorprendente locuacidad y autoconfianza.

Descubrí que la pobreza está en aquellos incapaces de dar y que la riqueza existe cuando hay un corazón capaz de ofrecer todo a pesar de no tener nada.

ESCENA 06. “es la sopa más rica que he tomado en mi vida”. Karina agradece a IDA los alimentos que ésta le preparó.

ESCENA 07. Los hijos de IDA, lloran de hambre. Ya es de noche y sus estómagos piden alimentos (que no hay). Un desconocido les regala un pollo a la brasa.

Descubrí que la cercanía y unión familiar forman círculos de felicidad a pesar de todo y contra todo.

ESCENA 08. Todos juntos. Siguen trabajando alrededor del triciclo de noche y en la calle, sin embargo sonríen y están en paz.

ESCENA 09. Gracias a Karina, IDA se da cuenta que vive en con más miseria de la que pensaba. A pesar de ello no se siente fracasada. Gracias a IDA, Karina se percata de un mundo cercano aunque totalmente desconocido y cruel. Sin embargo, se siente en deuda.

ESCENA 10. Es domingo, IDA y Karina se despiden, se abrazan y lloran.

Dos mundos, dos realidades, dos historias y algunas cosas en común: las ganas por salir adelante, las ganas por levantarse a pesar de las caídas, la búsqueda incesante del amor.


Hans Gutiérrez
Corresponsal Urbano